La gran mortandad que
dejó diezmada la población de Europa tuvo como principal consecuencia
psicológica un ambiente de temor y de tensión en la gente. En una
sociedad mediatizada por la religión, la mayoría de la población consideraba
que la voluntad de Dios era la causa última del fenómeno, y ello conllevará una
serie de consecuencias sociales:
a.
Una mayor
religiosidad ante esa crisis, traducida en actos de piedad masivos y en una
verdadera avalancha de donaciones. Por otra parte, también los ritos fúnebres
se van a ver afectados: se hacen entierros masivos y con prisas, descuidándose
estos ritos, sin velatorios, empleando fosas comunes (tema recogido, por
ejemplo, en El Decamerón), etc.
b.
La idea de que hay que disfrutar
de la vida, ya que ni la oración ni la penitencia acaban con la enfermedad.
Se incrementan, por tanto, los vicios, los crímenes, la promiscuidad y el
derroche.
c.
Pérdida de la fe
y aumento de las prácticas supersticiosas, que rayaban en el satanismo y la
brujería, y que van a generar intolerancia y persecución.
d.
Antisemitismo: consecuencia
de ese clima de intolerancia religiosa, que provocará también actitudes
radicales y desesperación.
De esta manera, la angustia
ante la muerte se afrontará de dos maneras opuestas que van a verse reflejadas
en la literatura:
- Por un lado, retirarse del mundo,
preparándose para morir bien (la buena muerte) y ganar la vida
eterna.
- Por otro lado, apurar la vida al
máximo aferrándose a los placeres mundanos.
Boccaccio será
un testigo ocular de la Peste, y en su famoso Decamerón describe
su impacto en la ciudad y cómo esta sucumbe a pesar de los esfuerzos y
precauciones de unos habitantes cuyo miedo al contagio hará que incluso los
médicos examinen a los enfermos manteniendo la máxima distancia posible.
El Decamerón
presenta una supuesta reunión de siete mujeres y tres hombres, que entretienen
el ocio forzoso en una finca, en donde se han recluido para huir de la
Peste, contando cuentos: es una obra desenfrenadamente inmoral, lo que
permitió una difusión fuera de lo común.
La muerte era un tema
siempre presente para el cristiano medieval, y eso se va a ver incrementado en
este momento, tomando su aspecto más terrorífico y apareciendo sin previo
aviso. Su presencia se convierte en obsesiva en el arte, la literatura y todas las manifestaciones
culturales posteriores a 1350.
No obstante, el primero
en presentar la idea de que nadie está libre de ella y de que llega
inesperadamente y sin dar explicaciones es el Arcipreste de Hita, que
presenta en su Libro del buen amor una actitud ante la muerte un
tanto rebelde y crítica: Si se lleva por igual a justos y pecadores, es
INJUSTA.
A partir de esta obra
es cuando la muerte comienza a cobrar protagonismo. El pesimismo ante la vida,
el sentimiento de culpa y la idea de que la inevitable muerte es un castigo
por los pecados cometidos se va a manifestar en una connotación negativa
de la muerte, que se presenta como algo macabro, y en el sentimiento
de que el mundo es anciano y va empeorando hasta su inevitable final. Sin
embargo, como la muerte es igual para todos y se lleva por delante tanto
al rico como al pobre, autores como Don Juan Manuel incluyen en sus
obras lo que puede considerarse un consuelo para los más desfavorecidos:
todos pueden salvarse si viven de acuerdo con su condición de noble,
eclesiástico o campesino.
En la misma línea, Jorge
Manrique habla en sus Coplas del poder igualatorio de la
muerte, y de que la vida es efímera (tempus fugit) y
puede acabarse en cualquier momento, por lo que hay que hacer buenas obras y
arrepentirse de los pecados, preparándose así para el buen morir.
Este cambio de
mentalidad del que estamos hablando supuso pasar de concebir la muerte como una
buena muerte (Berceo), una muerte que no es dramática sino que es un paso a la
otra vida que es la verdadera vida del cristiano, a verla como un castigo por
nuestros pecados, y es lo que va a dar origen al surgimiento en la literatura y
el arte de los temas macabros, las Danzas de la muerte y el Ars
moriendi:
-
Las primeras se basan
en el aspecto terrenal más temido de la muerte: la descomposición física. La imagen de la muerte como un
esqueleto con un
traje como el de los monjes de color negro y una guadaña viene también
de aquí.
-
El segundo es un
conjunto de textos escritos en latín que contienen consejos y procedimientos
sobre cómo morir bien según la ideología cristiana de finales de la Edad
Media.
De esta manera, en la literatura
cortesana del siglo XV coexiste el miedo a la muerte (fomentado por esa
visión macabra y terrorífica de las Danzas) con la preparación para una
buena muerte y la esperanza de que con elle se inicie una vida mejor (fe en la
salvación del alma).
Otra forma de enfrentar el miedo a
la muerte: el Carpe Diem y el desprestigio del clero.
La otra forma de
enfrentarlo es, tal y como hemos visto, aferrarse a los placeres mundanos y
disfrutar de la vida, lo que llevará a recuperar el famoso tópico horaciano
del Carpe Diem. Durante la Edad Media, este tópico es entendido como
“vive el momento porque vas a morir pronto”, mientras que en el Renacimiento
se entenderá como “vive el momento porque vas a envejecer pronto”.
El texto más
característico que refleja dicho cambio es La Celestina, libro a quien Cervantes
consideró “divino si encubriera más lo humano”: divino por su calidad
artística, pero excesivamente humano por su amoralidad, ya que en él el ser
humano, dejándose llevar por las pasiones, parece moverse en un mundo sin Dios.
La obra ha sido también estudiada como un compendio de amor material de tono
estrictamente pagano que ofrece un cuadro de la sociedad renacentista: sus
miembros buscan la individualidad y el deleite y miran sólo por sus propios
intereses.
La cuestión del
clero.
En el ambiente de culpa
y miedo que se genera tras la Peste Negra es muy influyente la
actitud de los predicadores, que exhortan a sus fieles a llevar una buena
conducta y ser buenos cristianos, y explicaría también el auge de la venta
de indulgencias para el perdón de los pecados.
El incremento brutal
del número de víctimas mortales y el miedo al contagio al administrarles los
últimos sacramentos tuvo también dos importantes consecuencias en el terreno
religioso:
- se abrió el acceso al sacerdocio a
personas sin verdadera vocación, puesto que también el clero fue diezmado
por la Peste y, sin embargo, se había incrementado la demanda de
sacerdotes.
- Estos se descuidaron también en sus
obligaciones, corrompiéndose y buscando un beneficio económico en sus
acciones: mayor número de misas para reducir el tiempo de espera de las
almas de los seres queridos en el purgatorio, y la citada venta de
indulgencias.
Todo ello va a suponer
el desprestigio del clero y el cuestionamiento de su autoridad,
comenzando a manifestarse también en la literatura voces críticas hacia este
estamento, tal y como sucede, por ejemplo, en la poesía goliardesca (ya
conocida en el siglo XII) y posteriormente en El Lazarillo de Tormes.
Los goliardos
eran clérigos vagabundos de vida irregular y también estudiantes pobres
y pícaros, en cuyas obras, de carácter satírico y escritas principalmente en
latín, criticaban a la iglesia y ensalzaban el vino, la taberna, el juego,
las mujeres y el amor erótico.
Conocidos en España como sopistas, son también el origen de la Tuna y entre sus obras más célebres figuran los Carmina Burana: colección de poemas reunida hacia 1255 en Baviera, de los que Orff seleccionó los más representativos y les puso música en 1937.
Para saberlo todo sobre la pandemia de la Peste Negra o Peste Bubónica y sus consecuencias, pincha aquí:
Conocidos en España como sopistas, son también el origen de la Tuna y entre sus obras más célebres figuran los Carmina Burana: colección de poemas reunida hacia 1255 en Baviera, de los que Orff seleccionó los más representativos y les puso música en 1937.
Para saberlo todo sobre la pandemia de la Peste Negra o Peste Bubónica y sus consecuencias, pincha aquí:
Gracias! La verdad que sobre el tema, no pude encontrar información que pueda entender. ¡Ahora si la puedo sintetizar y estudiar para entender mejor la clase! Gracias de verdad.
ResponderEliminarEstoy buscando alguna explicación sobre ese tratamiento que Rubén Darío da al tema de la muerte, no tengo los versos a manos pero esto les recordará: La he visto, no es mustia ni tiene faz de angustia, ni hace torva guadaña...
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