La librería Shakespeare and company, centro de reunión de los intelectuales en el París de los años 20 |
Tras
la Primera Guerra Mundial, los Estados Unidos ofrecen al mundo una imagen de
éxito y bienestar que poco tiene que ver con las grandes bolsas de pobreza y
delincuencia existentes en sus ciudades, combatidas con duras normas (como la
famosa “Ley seca”) y una política puritana que va a alejar a muchos de sus
intelectuales hacia territorios más atractivos.
De
esta manera, en el París de los años 20 confluyen una serie de jóvenes autores
que van a recoger e incorporar a su literatura las principales innovaciones
estéticas de la vieja Europa: Hemingway, Scott Fitgerald, John Dos Passos...
Ellos, junto a otros renovadores del panorama narrativo norteamericano como
William Faulkner y John Steinbeck formarán lo que se ha dado en llamar “La
generación perdida”, concepto que remite a dos ideas fundamentales:
-
Unas inquietudes estéticas e
ideológicas comunes.
-
El hecho de encontrarse
desorientados, perdidos, como buscando algo que no hallan.
En
palabras del propio Scott Fitgerald, eran víctimas de un mundo al que no
pertenecían: ricos, seres descuidados e indiferentes, que aplastaban cosas y
seres humanos y luego se refugiaban en su dinero o en su amplia irreflexión,
y ello llevó a muchos de ellos tanto a la aventura existencial como a la acción
política directa. En su narrativa, estas inquietudes se van a traducir en la
ruptura con el realismo social anterior (de autores como Jack London o Stephen
Crane, entre otros), incorporando nuevos temas y formas:
- En cuanto a los primeros: lo
inútil de la guerra, la gran mentira de la modernidad, la depresión económica,
la desolación e incomprensión del ser humano, la sociedad vacía del jazz…
- En cuanto a las segundas: su
principal innovación entronca con lo que se produce en otras escuelas
narrativas europeas, como el neorrealismo italiano o el nouveau roman
francés, y afecta a la figura del narrador: se abandona la omnisciencia
decimonónica para dejar paso al narrador observador que, en su afán por conocer tan poco
de los personajes como el propio lector, pretende dotar a los textos de una
buscada objetividad.
El
uso de técnicas cinematográficas, la denuncia social y la incorporación de
personajes corales terminan de configurar los rasgos comunes a la obra de estos
autores, todos ellos de gran calidad, como lo demuestra el hecho de que tres
ellos fueran galardonados con el Premio Nobel de Literatura: Faulkner en 1949 (El
ruido y la furia, Luz de agosto, Absalón Absalón…), Hemingway en 1954 (Adiós
a las armas, Por quién doblan las campanas, El viejo y el mar…), y el californiano John Steinbeck en 1962 (Las
uvas de la ira, Al este del Edén, De ratones y hombres, La perla…), a pesar de que, curiosamente, en este último caso, la Academia Sueca afirmara recientemente que se le otorgó porque "era el menos malo".
Magnífico resumen. Lo utilizaré en clase (citando el blog, por supuesto).
ResponderEliminarMuchas gracias, Patricia. Me alegra que te sea útil. ¡Un saludo!
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