La celebración del solsticio de
verano, es tan antigua como la misma humanidad. Se puede decir que
todo empezó hace cerca de cinco mil años, cuando nuestros antepasados, tan
amigos de observar las estrellas, se dieron cuenta que en
determinada época del año el Sol se mueve desde una posición
perpendicular sobre el Trópico de Capricornio, hasta una posición perpendicular
sobre el trópico de Cáncer. A estos días extremos en la posición del Sol
se les llamó solsticios de invierno y verano, los cuales ocurren los
días 21 de diciembre y 21 de junio respectivamente.
Estas fechas corresponden al hemisferio norte, pues en el sur es al contrario.
En un principio se creía que el
sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era
cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de
toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, o 20 de junio,
para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.
En tiempos posteriores se
encendían fogatas en las cimas de la montañas, a lo largo de los riachuelos, en
la mitad de las calles y al frente de las casas. Se organizaban procesiones con
antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los
campos. A menudo se bailaba y saltaba alrededor del fuego para purificarse
y protegerse de influencias demoníacas y asegurar el renacimiento del
sol.
ORÍGENES PAGANOS
Ni que decir tiene que esta fiesta
solsticial es muy anterior a la religión católica o mahometana.
- Uno de los antecedentes que se puede buscar a
esta festividad es la celebración celta del Beltaine, que
se realizaba el primero de mayo. El nombre significaba “fuego de Bel” o “bello
fuego” y era un festival anual en honor al dios Belenos.
Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más
arriesgados con largas pértigas. Después los druidas hacían pasar el
ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las
enfermedades. A la vez, rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y
no dudaban en sacrificar algún animal para que sus plegarias fueran mejor
atendidas.
- Otra de las raíces de tan singular noche hay
que buscarla en las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo,
que se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes hogueras
de carácter purificador. En los antiguos mitos griegos a los solsticios se
les llamaba “puertas” y, en parte, no les faltaba razón. La
“puerta de los hombres”, según estas creencias helénicas, correspondía
al solsticio de verano (del 21 al 22 de junio) a diferencia de “la
puerta de los dioses” del solsticio de invierno (del 21 al 22 de
diciembre).
- Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la
guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar
tres veces sobre las llamas. Ya entonces se atribuían propiedades
medicinales a las hierbas recogidas en aquellos días.
LA NOCHE DE SAN JUAN:
El 24 de junio se celebra la fecha
del nacimiento de San Juan Bautista, (el único santo del que se celebra su nacimiento y no su
muerte), porque fue santificado en el vientre de su madre y vino al mundo sin
culpa.
San Juan toma posesión del
solsticio de verano porque fue imposible erradicar las ancestrales
celebraciones solares, en un esfuerzo por cristianizar las numerosas fuerzas
que se manifiestan en esta mágica jornada, en la que todas las sociedades
tradicionales de Europa ponen en marcha
rituales de antiguo origen. La fiesta no es específica de localidades
concretas, sino que se extiende por toda Europa con diversas variantes.
En el Evangelio de San Lucas
se cuenta que su padre, el sacerdote Zacarías, había perdido la voz por dudar
de que su mujer, Isabel, estuviera encinta. Sin embargo en el momento de nacer
San Juan la recuperó milagrosamente, como se lo había predicho el ángel
Gabriel. Rebosante de alegría, la tradición religiosa dice que encendió
hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia. Cuando siglos después
se cristianizó esta fiesta, la noche del 23 al 24 de junio se convirtió
en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso su aura mágica.
Así, un personaje–símbolo de la
cristiandad y un astro presiden la celebración. Por una parte el Sol que,
según la tradición popular, sale bailando al amanecer del día 24. Por otra
parte el santo de la fecha, San Juan, encargado de dotar de sacralidad a la
fiesta, pero que no ocupa lugar central en los rituales.
Esta es una fecha en la que
numerosas LEYENDAS FANTÁSTICAS son unánimes al decir que es un
período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del
“otro lado del espejo”:
- se permite el acceso a grutas, castillos y
palacios encantados;
- se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras,
las princesas y las infantas cautivas merced a un embrujo, ensalmo
o maldición;
- braman los cuélebres (dragones) y vuelan los “caballucos del
diablo”;
- salen a dar un vespertino paseo a la luz de la
Luna seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables
moradas;
- afloran enjambres de raros espíritus
duendiles amparados en la oscuridad de la noche y en los matorrales;
- las gallinas y los polluelos de oro, haciendo ostentación de su
áureo plumaje, tientan a algún que otro incauto codicioso a que les echen
el guante;
- las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién
será el galán que las despose;
- las plantas venenosas pierden su dañina
propiedad y, en cambio, las salutíferas centuplican sus
virtudes (buen día para recolectar plantas medicinales en el campo);
- los tesoros se remueven en las entrañas de
la Tierra y las losas que los ocultan dejan al descubierto parte del
mismo para que algún pobre mortal deje de ser, al menos, pobre;
- el rocío cura ciento y una enfermedades y
además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo;
- los helechos florecen al dar las doce campanadas...
La Noche de San Juan, la de las
tradiciones mágicas,
se caracteriza por la multitud de hogueras que iluminan la noche. Los
ciudadanos arrojan a la hoguera antes de su encendido pequeños objetos,
conjuros, deseos e incluso apuntes del curso con el objetivo de hacer
desaparecer los malos espíritus.
Hola Yolanda,
ResponderEliminarestoy escribiendo un trabajo para la universidad y voy a utilizar parte del material de este artículo, que me parece muy bueno. ¿Me podrías indicar las referencias bibliográficas, por favor? Muchas gracias de antemano.
Hola Antoni. Gracias por tu interés en este artículo, me alegra que te haya sido de utilidad. Te dejo un par de apuntes bibliográficos que pueden servirte para tu trabajo:
EliminarCallejo, Jesús: "Hadas. Guía de los seres mágicos de España". Editorial Edaf, Madrid, 1995.
Velasco, Manuel: "Breve historia de los Celtas". Editorial Nowtilus, Madrid, 2009 (Edición revisada, la anterior es del 2005)
¡Un saludo!
Que tipo de texto es??
ResponderEliminarSi te refieres a este artículo, es un texto expositivo
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