Mitra, conocido desde el
segundo milenio antes de Cristo, es un antiguo dios procedente tanto de la
India como de Persia, siendo esta segunda tradición la que más influencia
posterior ha tenido.
Su importancia en esta
civilización persa viene de su identificación con el Sol, si bien era también
representado como un toro y tenía dos facetas: una positiva y otra negativa.
a)Aspectos
positivos: es una divinidad de la fecundidad, de donde se desprende su
iconografía degollando un toro cuya sangre cae en la tierra produciendo
semillas.
b)Aspectos
negativos: es una divinidad vinculada a la guerra, un dios de la muerte que
promete el paraíso al que muere luchando en ella.
Identificado con el Sol,
se erigieron en su honor multitud de templos, conocidos como “mitraeum”, en los
que había unos sacerdotes llamados “magos” que portaban el gorro frigio. En su
nombre se realizaban sacrificios rituales de caballos y toros blancos.
Durante los primeros
siglos antes de Cristo, el culto a Mitra se extendió por todo el Mediterráneo,
y el Imperio Romano lo llevará hasta los límites del mundo conocido.
Trasladado así al mundo
latino a partir de la conquista romana de Asia menor, Mitra pasa a ser un dios de
rituales sangrientos y protector de la guerra, formando parte de los cultos de
las legiones romanas. Es por este motivo que en su religión, conocida como
“mitraísmo”, solo se admitía a hombres y, pese a que tuvo momentos de mucho
culto e importancia, eso produjo su debilitamiento frente al culto de Isis, que
admitía a hombres y mujeres de cualquier clase social.
En la iconografía clásica
aparece con las siguientes características:
Se le representa como un toro, simbolizando el disco solar, o en
otras ocasiones como el propio disco.
Porta un puñal, símbolo de la guerra, en una mano y un globo,
símbolo del sol, en la otra.
Lleva el gorro frigio y lujosas ropas orientales, con amplias
mangas que cuelgan.
Tanto Mitra como Isis
entrará en competencia en algunos momentos con el nacimiento de la religión
cristiana, convirtiéndose esta en la tercera religión monoteísta y mistérica; es decir,
aquellas religiones que tienen una sola divinidad, la cual recoge
características múltiples de otras divinidades de su contexto: Isis, Mitra y
Jesucristo.
Gilles de Laval nació en 1404 en el
seno de una de las familias más ricas y poderosas de Francia. A los 16 años se
casa con su prima, Catalina de Thouars, incrementando de esta forma su ya
enorme fortuna, y poco tiempo después toma las armas junto a Juana de Arco,
combatiendo a favor del rey Carlos IV.
Hasta ese momento Gilles era uno de los
nobles más ricos de Europa, conocido por su elegancia y su belleza. Pero la
captura de su protegida, Juana de Arco, que acabó siendo quemada en la hoguera,
supuso un shock para él, que llegó a abandonar a su familia encerrándose en el
castillo de Tiffauges, negándose a tener relaciones sexuales con ninguna mujer
e iniciando su carrera criminal, en un intento de desafiar a Dios por haber
permitido la muerte de Juana.
Se dedicó a organizar en sus castillos
lujosas fiestas cuyos gastos pronto comenzaron a mermar su fortuna, y para
subsanarlo se aficionó a la Alquimia e instaló un laboratorio en el que
trabajaba sin descanso buscando la piedra filosofal que le permitiera
transformar los metales en oro. Frustrado en sus propósitos, acabó despidiendo
a magos y alquimistas, que le costaban una fortuna, quedando bajo su manto solo
unos pocos, que le persuadieron de que sólo con la ayuda del Diablo (a quien
llegó a nombrar heredero en su testamento) podría conseguir el oro que
necesitaba: este fue el móvil de su primer crimen, que pese a resultarle
fallido en el intento de convocar a Satanás, le sirvió para descubrir su pasión
secreta: la tortura, violación y asesinato de niños, llegando a matar, según
dicen, a más de 200.
En 1438 comenzó su carrera criminal,
capturando a muchachos de los alrededores de su mansión y a mendigos que se
acercaban hasta allí a pedir limosna. Eran violados y descuartizados por sus
servidores, conservando después sus restos y su sangre con fines mágicos. El
propio barón participaba en aquellas masacres, fingiendo compasión por los
chicos que estaban siendo torturados, a los que abrazaba y consolaba para
ganarse su confianza, y una vez lograda les cortaba el cuello y acto seguido
violaba el cadáver.
Otra de las cosas que mayor placer le
provocaba era conservar las cabezas decapitadas de sus víctimas, embellecidas
por un artista de su séquito, que peinaba sus cabellos y enrojecía sus labios y
mejillas. Cuando tenía un número suficiente de ellas, celebraba una especie de
concurso de belleza con sus amigos, y con la cabeza ganadora practicaban la
necrofilia.
Las constantes desapariciones de niños
comenzaron a levantar sospechas sobre él, pero el hecho de que fuera tan
poderoso impidió que nadie tomara cartas en el asunto hasta 1440, cuando el
duque de Bretaña ordenó abrir una investigación que conducirá a su detención en
Machecoul varios meses después. Cuando registraron su propiedad, encontraron los
cuerpos despedazados de 50 adolescentes, y el barón de Raisfue acusado ante la
justicia por haber torturado y asesinado entre 140 y 200 muchachos.
La ejecución de Gilles de Rais (Biblioteca Nacional de Francia)
A pesar de que para conseguir una
confesión se le sometió a todo tipo de torturas, solo la amenaza de excomunión
fue capaz de conseguirlo, y al mes de haber sido detenido confesó el placer que
le había producido decapitar a sus víctimas, golpearlas, besar voluptuosamente
sus cadáveres y deleitarse con aquellos que le resultaban más hermosos o con
miembros más atractivos. Según dijo, lo que más le excitaba era sentarse en sus
estómagos y ver cómo agonizaban lentamente. También afirmó que no había actuado
instigado por otras personas, sino que siguió el dictado de su imaginación con
el único fin de procurarse placer carnal.
Pocos días después, en el amanecer del
26 de octubre de 1440, fue conducido, junto a dos de sus cómplices, a un
descampado, donde fue ahorcado y quemado en la hoguera. Murió pregonando su
arrepentimiento y su fe cristiana y sus restos fueron depositados en una
iglesia de las carmelitas en Nantes.
La condesa Elizabeth Bathory
La
condesa sangrienta, como es también conocida Elizabeth Bathory, es otro
personaje histórico que presenta muchos rasgos en común con Barba Azul: ambos
tenían predilección por la sangre (incluso se bañaban en ella) y el sexo, ambos
pertenecían a la nobleza y ambos eran homosexuales, por lo que elegían a sus
víctimas entre jóvenes su propio sexo. Sin embargo, Elizabeth es una de las
pocas mujeres asesinas en serie de la historia, que llegó a matar a 650
muchachas.
Elizabeth
Bathory nació en 1560 en el seno de la aristocracia húngara, en una familia
conocida desde antaño por su afición a la magia negra y a la alquimia,
practicantes de brujería y adoradores de Satán. Casada muy joven, con tan solo
15 años, con el conde Nadasdy, cuyas obligaciones militares lo mantenían
alejado de su esposa, esta, recluída y aburrida en su castillo de los Cárpatos,
comienza pronto a mantener relaciones sexuales con dos de sus doncellas, y a
interesarse por temas esotéricos, hechicería y magia negra, de donde sacará la
idea (a través de su vieja nodriza) de que si se bañaba con sangre de doncella
podría conservar eternamente su juvenil belleza.
Al poco tiempo de fallecer su marido, la condesa comenzó a hacer
sus macabros experimentos, siendo su primera víctima una de sus doncellas, a
quien mandó que le cortasen las venas y metiesen su sangre en una bañera para
bañarse en ella. A partir de ahí, obsesionada por conservar su juventud,
comenzó a recorrer los Cárpatos en un carruaje, en busca de muchachas a las que
sacrificar. La llevaba a los fríos sótanos de su castillo y allí eran
encadenadas y acuchilladas, desangrándolas para llenar su bañera macabra.
Tomaba su baño, y al salir ordenaba a sus sirvientas que le lamiesen la piel
salvo que quisieran ser torturadas y asesinadas.
La condesa era también aficionada a beberse la sangre de sus
víctimas, y con sus huesos se realizaron
experimentos alquímicos durante 11 años. Muchos de los cuerpos eran arrojados
al campo para que las alimañas acabasen con ellos, siendo encontrados por los
aldeanos, que acudieron al emperador para que tomara cartas en el asunto. Este,
al principio, no los toma demasiado en serio, pues al fin y al cabo la Condesa
pertenecía a una familia muy poderosa, pero finalmente envía a sus soldados,
que irrumpen en el castillo en 1610, encontrando el cuerpo pálido y desangrado
de una mujer en el suelo del salón, el de otra que había sido salvajemente
azotada, desangrada y quemada, y el de otra que había sido torturada y
desangrada pero que aún estaba viva. También encontraron una cincuentena de
cadáveres en los alrededores, a gran cantidad de muchachas en los calabozos y a
la Condesa y sus secuaces en medio de uno de sus sangrientos rituales.
Elizabeth Bathory fue detenida, y en el juicio confesó haber asesinado a
más de 600 jóvenes, con cuya sangre se había bañado para conservar su juventud
y belleza. Confesó también que le seducía el olor de la muerte, la tortura y
las orgías lésbicas, y fue condenada a muerte, siendo emparedada en el
dormitorio de su castillo; por una pequeña ranura le daban agua y algo de
comida para mantenerla con vida, permaneciendo así durante cuatro años, cuando
deja de comer y fallece. Era el año 1614, y la condesa tenía entonces 54 años.
Si te interesa el tema de los asesinos en serie reales, personajes de la historia de todos los tiempos que han dejado huella por su crueldad, no dejes de escuchar este audio:
Y de leer esta novela, verdaderamente escalofriante:
El interés de los autores románticos de toda Europa
por recuperar las tradiciones populares de sus respectivos países no fue ajeno
a nuestros escritores nacionales. Así, Bécquer y Zorrilla resucitaron gran
número de historias legendarias de la tradición oral, procedentes de la España
medieval y renacentista, y crearon otras nuevas.
Concretamente, José Zorrilla se inspiró la
leyenda toledana del Cristo de la Vega para su obra A buen juez, mejor
testigo. Cuenta esta leyenda, que en la ciudad de Toledo, doña Inés de
Vargas tenía amores ilícitos con el joven y apuesto Diego Martínez, y que ante
la partida de él a los Tercios de Flandes le pidió promesa de matrimonio, que
el joven le dio ante la imagen del Cristo de la Vega. Partió a la guerra,
demorándose en volver, mientras Inés languidecía. Cuando por fin, un día, se produjo
tan esperado regreso. Más, ¡ay!, Diego había olvidado todas sus promesas, y
negó una vez tras otra que en algún momento hubieran tenido lugar.
Desesperada, Inés acudió al gobernador de la Corte,
quien le pidió en el juicio la presencia de un testigo. De esta manera, un
nutrido grupo de notables de la ciudad se encaminaron a la ermita del Cristo de
la Vega. Una vez allí, el notario se adelantó y dirigiéndose a la imagen de
Jesús le dijo:
-¿Juráis ser cierto que un día a
vuestras divinas plantas juró a Inés Diego Martínez desposarla por mujer?
Entonces, todos los presentes vieron cómo la mano
derecha del Cristo se desclavaba de la cruz y se posaba sobre los autos con un
golpe seco. Al mismo tiempo, se oyó desde lo alto una voz profunda que decía:
El honor de Inés quedó restaurado, aunque ella
renunció a la satisfacción de la promesa e ingresó en un convento. También
Diego se entregó a una vida de oración y penitencia, no olvidando jamás aquel
milagro que habían presenciado.
Y si hablamos de leyendas tenemos que hablar,
lógicamente, de Gustavo Adolfo Bécquer, autor de un conjunto de
narraciones breves escritas y publicadas entre 1858 y 1864 bajo el nombre,
precisamente, de Leyendas. Muchas de ellas están íntimamente
relacionadas con la ciudad de Toledo:
Tres fechas: esta en realidad no es una
leyenda, sino una experiencia del propio autor, que al pasar por una calle
toledana puso su mirada en una ventana, cuya cortinilla se movía haciéndole
creer que por obra de la mano de una misteriosa mujer. Algún tiempo después,
creyó ver la misma mano saludándole desde la ventana de un palacio que estaba
dibujando. Un año más tarde, en la misma plaza, entró en el convento que allí
se hallaba y presenció la toma de hábito de
una novicia. Al preguntar por ella, le dijeron que era una joven
huérfana que anteriormente vivía, curiosamente, en la misma calle en la que
estaba la cortinilla que se movía. Rosa de pasión: leyenda judía que nos habla sobre el vengativo y
rencoroso Daniel Leví, cuya hija Sara se enamora de un cristiano. Cuando el
padre se entera decide no permitirlo, y en compañía del joven hebreo que le
puso en antecedentes se dirige a las ruinas de una iglesia en el monte,
preparándolo todo para realizar una crucifixión. Sara, que los ha seguido hasta
allí, piensa que van a crucificar a su amado, y se enfrenta a ellos,
diciéndoles que se ha convertido al cristianismo y que se avergüenza de sus
orígenes hebreos. El padre entonces la crucificó. Cuenta la leyenda que años
después un pastor encontró en aquel lugar una rosa, y bajo ella el cadáver de
una mujer martirizada, y por eso le llamaron La rosa de la pasión.
El beso: Esta leyenda tiene como
protagonista a un capitán francés, alojado junto a sus hombres en una vieja y
abandonada iglesia toledana. Tras pasar allí la noche, cuenta a sus amigos que
había pasado la velada junto a una hermosa mujer: una estatua de mármol de una
tumba. Todos se ríen de él y el capitán
los invita a que esa noche acudan a la iglesia a conocerla. Así lo hacen,
bebiendo y emborrachándose. El capitán, exaltado por la bebida, se acerca a la
tumba de doña Elvira, que así se llamaba la mujer de la estatua, y escupe en la
cara de la estatua del marido, acercando sus labios a la estatua de la dama
para besarla… pero antes de que sus labios la rozaran, el guante de mármol de
su esposo le destrozó la boca, la nariz y parte de la cara, haciéndole caer,
ensangrentado, sobre el pavimento de la iglesia…
El cristo de la calavera: esta leyenda nos habla de la
rivalidad de dos amigos por conseguir el amor de la misma mujer, de nombre doña
Inés. Un día, a la dama se le cayó un guante y los dos jóvenes se lanzaron a
por él, agarrando cada uno de un extremo sin que ninguno cediera, teniendo que
intervenir el propio rey para devolvérselo a su dueña. Así las cosas, los dos
caballeros se citan por la noche en la plaza del Cristo, donde, en un arco
rehundido en el muro, había una imagen de Cristo clavado en la cruz y con una
calavera al pie. Cada vez que los jóvenes levantaban sus espadas para entrar en
combate, los farolillos se apagaban y una voz misteriosa parecía decirles que
no rompieran la amistad que tantas veces habían jurado mantener. Ante esta
situación, Alonso y Lope se encaminan a casa de doña Inés para que sea ella
quien elija a uno de los dos… mas, al llegar allí, descubren a un hombre, el
amante de doña Inés, bajando del balcón con una cuerda… Los dos amigos se
marchan de allí riendo, y al día siguiente, cuando marchaban a la guerra, doña
Inés los vio sonreír y se dio cuenta, avergonzada, de que su honor había
quedado mancillado para siempre…
La ajorca de oro:la última de las leyendas becquerianas de las que vamos a hablar nos
habla también de una mujer fatal, caprichosa y frívola, que va a provocar la
perdición de su amado, Pedro. Este la encuentra un día llorando, y al
preguntarle el por qué ella le cuenta que había visto que la Virgen del
Sagrario, patrona de Toledo, tenía una ajorca de oro que ella deseaba con todas
sus fuerzas. Pedro le dice que haría cualquier cosa por ella menos robar a
su Santa Patrona, pero ante el
sufrimiento de la joven decide hacerlo. Así, una noche se dirige a la catedral,
y trepa hasta la imagen en medio de las tinieblas. Tembloroso y atemorizado,
cierra los ojos y arranca la valiosa joya del manto de la virgen. Cuando abre
los ojos, da un grito aterrorizado y cae al suelo, y allí observa cómo todas
las estatuas de la catedral, santos, monjas, ángeles y demonios, cobran vida y
se dirigen hacia él… que cae desmayado. Al día siguiente, los encargados de la catedral
lo encontraron al pie del altar, con la ajorca en las manos, la mirada perdida
y gritando en dirección a la virgen: ¡suya, suya!.. Había enloquecido.
Para saber más sobre la ciudad de Toledo y sus leyendas, escuchad este audio:
Contextualizar supone justificar a
qué época, movimiento literario, y/o autor podemos adscribir un determinado
texto literario. Es, en definitiva, una síntesis de los rasgos de estilo que
habremos comentado previamente y la aplicación al texto de las características
literarias generales del movimiento que habremos estudiado de una forma
teórica. Para realizar esta contextualización, nos basaremos en aspectos como:
Su temática, explicando si es significativa de
un autor o movimiento concreto.
Sus características métricas: por ejemplo, el
uso de la cuaderna vía nos permitiría adscribir un texto al Mester de
Clerecía, dentro de la literatura medieval.
Su lenguaje: si es más o menos recargado, si
contiene elementos simbólicos, si utiliza términos característicos de un
determinado autor, etc.
Las figuras literarias utilizadas, si es que
son propias de un autor o escuela literaria concreta.
Veamos cómo desarrollar estos
aspectos con los siguientes ejemplos:
1. Contextualización del poema Saeta que voladora… de Gustavo Adolfo Bécquer
La
identificación del yo lírico con una naturaleza tempestuosa y la atmósfera
melancólica que se crea a través del léxico, la forma métrica empleada (romance
estrófico), y los recursos literarios enumerados (figuras de repetición, metáforas
e hipérbaton) permiten encuadrar el poema en el Romanticismo, movimiento
literario de la primera mitad del siglo XIX. Por su temática (la angustia
existencial), la utilización simbólica de elementos marinos, su ritmo, suave y melódico, sus leves asonancias
, su intimismo y la concentración temática que se produce al final del poema,
podemos afirmar, además, que el texto pertenece a las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer.
2. Contextualización del cuento El rey burgués, de Rubén Darío
Nos
encontramos ante un texto típicamente modernista, tanto por lo que se refiere a
su contenido como por lo relativo a su forma, en el que puede apreciarse
también la herencia romántica recogida a través de tres elementos:
En
primer lugar¸ por la proyección en una naturaleza salvaje e infinita, alejada
del mundo urbano, donde el poeta es capaz de captar la verdadera belleza y
trasladarla a su creación. En segundo lugar, por la oposición entre el burgués
(apegado a lo material y carente de gusto estético) y el artista (que se mueve
sólo por la belleza y el sentimiento y se convierte en un auténtico dios
creador capaz de generar una verdadera revolución estética). En tercer lugar,
por la fusión de contrarios presente en todo el texto, en el que se conjugan el
cielo y el océano, la carne y el alma, el ángel y el semidiós, lo sagrado
(Mesías) con lo profano (Apolo), y en el que se tiende hacia ese infinito
cosmos donde se encuentra el verdadero arte convertido en luz, convertido en
astro.
El
mencionado lenguaje sensorial, la musicalidad que lo recorre de principio a
fin, las referencias culturales, la evasión hacia un pasado mítico en el que
tiene cabida la mitología grecolatina, el lujo del léxico empleado y la idea de
la revolución estética que vendrá de manos de los poetas y que constituye el
tema central del texto nos permiten encuadrarlo dentro de las corrientes
artísticas de finales del siglo XIX, concretamente, como ya apuntábamos
anteriormente, dentro del movimiento Modernista, si bien esa preocupación por
la poesía y por la búsqueda de su esencia estética es característica, además,
del Parnasianismo y el Simbolismo franceses, de los que aquel toma muchas de
sus características.
Para realizar cualquier redacción o
pregunta extensa en un examen debes tener en cuenta los siguientes aspectos:
- Externos. .
1.Cuando hagas una redacción debes usar una hoja en blanco.
(folio, no hoja de cuadros) y marcar los márgenes. Aproximadamente debes dejar
estos que te indicamos a continuación:
- Márgenes superior e inferior: 3 cms
- Margen izquierdo: 3'5 cms
- Margen derecho: 2'5 cms
2.La letra ha de
ser legible, usa un bolígrafo azul o negro e indica las sangrías, es decir,
diferencia cada uno de los párrafos.
3.Ten en cuenta que se te
quitarán puntos por faltas de ortografía (aquí se incluyen las faltas
ortográficas, tildes, abreviaturas, mayúsculas y textos de SMS), así que presta atención a este aspecto.
- Internos. Contenido.
El esquema que puedes seguir a la hora de elaborar una redacción será
el siguiente:
TÍTULO (que
debe ir subrayado)
INTRODUCCIÓN
En esta parte debes presentar el tema, definiendo la
palabra o contextualizando la idea: qué es, cuando se produce, 'porqué... usa
para ello palabras introductorias como: tal como, respecto a, en relación
con, como se ha visto, empezando por,..
DESARROLLO
Las ideas se
estructuran en párrafos, unidos mediante conectores: entonces, sin embargo, en primer lugar, en conclusión... (ver cuadro en esta página: Conectores textuales)
En
esta parte:
Usa vocabulario propio del tema y de la asignatura
Recoge las ideas claves
Ordénalas
jerárquica o cronológicamente.
Define
correctamente aquellos términos que sean necesarios.
Cita,
relaciona y haz comentarios de los personajes,
Explica los acontecimientos
más relevantes.
Usa los
signos de puntuación.
CONCLUSIÓN
Da tu opinión personal si procede y recoge las ideas
presentadas con anterioridad.
Consulta tus dudas sobre figuras literarias pinchando aquí: Figuras literarias
Ejemplo:
comentario semántico de un fragmento del cuento El rey burgués, de Rubén Darío.
En cuanto al nivel léxico
semántico, nos encontramos con un texto
tremendamente rico en el que destaca, sobre todo, el lenguaje sensorial con el
que el autor pretende conmover estéticamente al lector generando sensaciones.
Así, encontramos vocablos relacionados con los cinco sentidos: con el oído en
todo lo relativo a la música (arpa, himno, lira, canto…);
con el olfato, al referirse, por ejemplo, a la alcoba llena de perfumes; con el tacto, al acariciar a la Naturaleza y buscar el calor
y al introducir la sinestesia en la expresión mar áspero, o al mecerse
en el huracán; con el gusto, al mencionar, por ejemplo, el vino que
embriaga sin dar fortaleza; y con la vista, al incluir referencias a
colores como púrpura, oro, perla o marfil y referirse a la transparencia
del cristal de las copas de Bohemia. Estos últimos términos están,
además, cargados de simbolismo por su connotación premeditadamente lujosa y
característica del estilo modernista.
La belleza según Guillermo Pérez Villalta
Destacan también las alusiones
culturales que remiten a la mitología grecolatina, y la mezcla
detérminos cultos (augusto, histrión, pujante, greda, flamas)y coloquiales
(ganso, tierra cocida, pantalones…).
El texto se construye sobre dos
campos semánticos significativos que enmarcan el tema fundamental y están
íntimamente relacionados: el del arte (verbo, raza escogida, himno, lira,
inspiración, musa, arpa, yambo, madrigal, verso, Mesías, poema, arte, Poesía)
y el de la Naturaleza, en la que éste se encuentra y que es al mismo tiempo
salvaje e inmensa: huracán, Aurora, sol, selva, mar áspero, tempestad,
astro, cielo, Océano.
También relevantes son las
figuras literarias utilizadas en este nivel de análisis: la ya mencionada
sinestesia(mar áspero), las antítesis (mármol/tierra,
vestido/desnudo), el símil (como un ángel o como un semidiós) y,
sobre todo, la metáfora, pues todo el texto es, en realidad, una gran alegoría
que equipara y sublima los conceptos de Arte y Poesía.