A)
LA TRADICIÓN DEL DÍA DE LOS SANTOS EN ESPAÑA
Como
todos sabemos, el 1 de noviembre se celebra en España el día de Todos los
Santos. La tradición en nuestro país está integrada por tres componentes
derivados del hecho de que es una festividad religiosa, una tradición y una
celebración que entronca con ritos populares.
- El religioso: las familias visitan los cementerios, limpian las tumbas de sus seres queridos y las adornan con flores, especialmente crisantemos. En muchas ciudades y pueblos, los cementerios se llenan también de velas y están abiertos durante la noche.
- Además de esto, es habitual el celebrar misas en recuerdo y homenaje a los antepasados. Al parecer, el origen de este ritual está en la creencia de que de esta manera se acortan los años que el alma del finado ha de pasar en el purgatorio.
- El de la celebración popular: en toda celebración popular lo que se persigue es romper con las pautas cotidianas de conducta, y por ello se come, se bebe y se baila. Todos los Santos no es una excepción, y existe una rica gastronomía vinculada a esta festividad: Los huesos de Santo, los buñuelos de viento, los Panellets o las populares castañadas que se celebran en muchas regiones, acompañando este fruto con vino dulce (en Cataluña) o sidra. Además, existen otras peculiaridades populares en las distintas regiones españolas:
- En Castilla, en muchas zonas existe aún la creencia de que en la noche del 1 al 2 de noviembre los muertos salen de sus tumbas para asustar a quienes vagan distraídos.
- En Zamora, concretamente, se celebra también una procesión de las ánimas por las calles cercanas al cementerio, durante la cual se reza el rosario a la luz de las velas.
- En Galicia, los difuntos asisten a las misas que se ofrecen en su nombre.
- El de la tradición: vinculada, en este caso, al teatro. Al parecer, antiguamente era habitual que se representaran en estas fechas obras que giraban en torno al tema de la muerte. Esta costumbre ha continuado viva, puesto que desde el siglo XVIII (1744) se representa en el día de Todos los Santos el mito de Don Juan. Primeramente, la versión elegida fue No hay plazo que no se cumpla, de Antonio Zamora, que se verá desbancada a partir de 1844 por el famoso Don Juan Tenorio, de José Zorrilla.
- Otros motivos por los que esta obra sea la predilecta para el día de difuntos pueden ser:
- Su peculiar escenografía: en un panteón de un cementerio, en una noche de luna.
- La idea de que los muertos cobren vida y los vivos se relacionen con ellos de una manera natural.
- Las ideas religiosas como el pecador arrepentido que salva su alma.
- La presencia de temas del inconsciente colectivo, como la dualidad entre el bien y el mal, la vida y la muerte, el castigo y la recompensa, y la salvación o la condenación eterna.
B)
LA LITERATURA SOBRE EL DÍA DE DIFUNTOS
Muchas
son las obras literarias que se han ambientado en la noche de difuntos:
- Poemas como Viento negro, luna blanca, de Juan Ramón Jiménez;
- Novelas
como Bajo
el volcán de
Malcolm Lowry ( cuenta
el descenso a los infiernos de Geoffrey Firmin, cónsul, o ex -cónsul,
británico en Cuernavaca, Méjico, el día de difuntos de 1938) o El árbol
de Halloween de Ray
Bradbury (narra, a través de la mirada y de las aventuras de Tom Skelton,
una historia donde se combina, la historia de la tradición de las noches
de brujas y el día de Todos los Santos).
- Artículos críticos, como El día de difuntos de 1836, de Mariano José de Larra: cuyo paseo por un Madrid convertido en cementerio le sirve para criticar diversas instituciones, la falta de libertades y la pasividad de un pueblo al que el autor considera también “muerto”:
- Y la archifamosa leyenda
romántica de Gustavo Adolfo Bécquer El monte de las ánimas, sin
duda la más conocida.
C)
LA TRADICIÓN DE LEER RELATOS DE MIEDO
Menos
formal que las tradiciones y rituales vistos anteriormente, es también algo
usual dedicar unos minutos de la noche de difuntos a la lectura de relatos de
miedo y a contar historias terroríficas.
Esa
noche en que se abre la puerta que separa el mundo de los vivos y el de los
muertos, en que los espíritus vagan libremente entre nosotros y las fronteras
se difuminan, es el marco perfecto para acometer la lectura de los grandes
clásicos de la literatura de terror de todos los tiempos:
- Historias de vampiros: desde el imprescindible Drácula hasta los cuentos de vampiras como Carmilla (Le Fanu) o La muerta enamorada (Gautier).
- De fantasmas: Ligeia (1838) de Edgar
Allan Poe, El Guardavías (1866) de Charles
Dickens, La mujer alta
de Pedro Antonio de Alarcón, Otra vuelta de tuerca (1898) de Henry
James.
- Clásicos
decimonónicos: Frankenstein (1818), de Mary
Shelley, las Narraciones extraordinarias, de Edgar
Allan Poe, El extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde (1886), de Robert Louis Stevenson, El sabueso de los Baskerville (1901), de Arthur
Conan Doyle, La leyenda de Sleepy Hollow (1820) de Washington
Irving, El horla (1886) de Guy de
Maupassant, o El hombre de la arena (1816)
de E.T.A. Hoffmann.
- Historias más modernas:
muchas de ellas llevadas al cine, como Soy Leyenda (1954) de Richard
Matheson, El
exorcista (1971), de William Peter Blatty, o alguna de las novelas del
prolífico Stephen King: El resplandor, Cementerio de animales, El
misterio de Salem’s Lot…
Te has olvidado de los higos secos rellenos de nueces!!!
ResponderEliminarY desde la óptica cofrade, es muy típico que las imágenes de la Virgen sean ataviadas como viudas castellanas en señal de luto. El primer testimonio documentado es en 1560, cuando María de la Cueva y Álvarez de Toledo (condesa viuda de Ureña, jeje) tomó como ejemplo un cuadro de la Virgen de la Soledad que Isabel de Valois había traído de su Francia natal, para reproducir lo plasmado en la obra pictórica en una imagen de candelero.
Una tradición más! :P Muy chulo el blog, lo enlazo al mío! ;)
Á
Muchas gracias por tu comentario y por enlazarme, Ángel. Además, desconocía ese dato que aportas sobre las imágenes de la Virgen, qué curioso :)
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