miércoles, 3 de julio de 2013

La herejía cátara

El catarismo, como religión, es mucho más desconocido que otras religiones también perseguidas y extinguidas, y esto se debe a la falta de documentación escrita al respecto: ellos mismos, ante el temor de ser descubiertos por la Inquisición, quemaron sus textos sagrados, y los que sobrevivieron fueron pasto de las llamas inquisitoriales.

Así, para conocer lo esencial de esta doctrina hay que basarse en el Libro de los dos principios, que data de mediados del siglo XIII (posterior, por tanto, a la caída de Montségur). Este manuscrito se compone de 7 tratados: La creación, los Signos Universales, y el Resumen para ignorantes fundamentan la teoría de la dualidad y su cosmogonía; el Tratado del libre Arbitrio y Del libre arbitrio niegan la libertad humana y el libre albedrío para elegir entre el bien y el mal; Contra los garatenses combate el dualismo moderado; y por último De las persecuciones recoge textos del evangelio para justificar y explicar el sentido de las persecuciones que estaban sufriendo.

Lo que parece indudable es que el catarismo fue el más importante de los movimientos religiosos disidentes que se dieron en la Edad Media. Sus seguidores distinguían dos iglesias: por un lado la iglesia de Roma, oficial, poderosa y mundana, alejada de los preceptos evangélicos y que luchaba por consolidar su poder por encima incluso de los soberanos; por otra parte, la que ellos consideraban la auténtica iglesia de Cristo: consecuente con los principios evangélicos y víctima de la persecución que Jesucristo había anunciado. 

Veamos cuáles son los principales puntos por los que esta doctrina fue tildada de herejía:

  1. El dualismo cátaro: frente a la idea católica de que hay un solo Dios padre, creador del cielo y la tierra, los cátaros defienden la existencia de dos principios originarios, opuestos e irreconciliables: un Dios bueno, autor de los espíritus, del bien y del Nuevo Testamento, y un Dios malo (Satanás) autor de la materia, el mal y el Antiguo Testamento. Así, hay, por lo tanto, dos creaciones: el paraíso, que es la creación del Dios verdadero, y es eterna e incorruptible, y el mundo terrenal (con todo lo que contiene: el universo, el mar, las montañas, los animales, las plantas, los seres humanos), que es la del diablo, y por ello es vano y corruptible. De esta manera, los humanos no son sino unos cuerpos de carne creados por Satanás como prisión en la que habitan los ángeles caídos del paraíso, que están condenados a permanecer ahí encarcelados para siempre.

  1. Su concepto de Jesucristo: para los cátaros Jesucristo es un espíritu, un ángel adoptado como hijo por Dios al que dota de apariencia humana y envía a la tierra con una doble misión: la de arrancar a los ángeles caídos del olvido permanente en el que vivían y la de ofrecer a los hombres el sacramento de la salvación (el consolamentum). Al ser un ser divino, no habría podido sufrir y morir en la cruz.


  1. Su idea del salvación y del más allá: los hombres, tal y como hemos visto, no son sino espíritus, y si al morir han recibido el consolamentum no es que con ello alcancen el paraíso, sino que recuperaran su condición de ángeles de luz y resplandecerán como el sol en el reino de su padre. Por esta razón, para los cátaros no existe el Juicio Final (el fin de la humanidad se producirá cuando se salvé el último de los espíritus encarcelado dentro de un cuerpo humano) ni tampoco el infierno (que es la propia tierra, y por ello debe ser destruida y regresar a la nada de donde surgió).

  1. La reencarnación: para liberarse de su prisión carnal y recuperar su naturaleza angélica, se debe pasar un largo proceso de purificación que, generalmente, no se consuma en una única vida. Por ello, las almas deben transmigrar hasta purgar sus culpas y purificarse. Después de la muerte, el hombre y la mujer se convertían en un único sexo, como una especie de andrógino perfecto. El alma viajaba de un cuerpo a otro, sin importar que fuera de un animal o de un ser humano.

  1. Su idea del pecado: Para los cátaros vivir es, necesariamente, pecar puesto que el pecado es el propio mundo creado por ese dios maligno. Sin embargo, y a pesar de que los perfectos renunciaban a todos los placeres carnales, no pedían lo mismo a sus seguidores: estos podían vivir en la opulencia e incluso con un exceso de sensualidad, siempre y cuando no se olvidaran de los pobres, se arrepintieran de haber pecado, y fueran sinceros con ellos mismos y con los demás. (Al recibir el consolamentum al creyente le serían perdonadas sus faltas sin tener que someterse a ningún tipo de penitencia).
Suprimieron para sus fieles algunos pecados del mundo, puesto que para ellos “era posible pecar siempre que no se tuviera conciencia de estar haciendo algo malo”: el de usura para los comerciantes, y el del amor para las mujeres (No daban tampoco ningún valor al sacramento del matrimonio, y lo consideraban un simple concubinato).

  1. La negación de la transubstanciación de la carne: antes de comer, realizaban la ceremonia del pan de la santa oración, una partición ritual del pan al estilo de la antigua comida comunitaria que se celebraba en las iglesias cristianas primitivas. Sin embargo, negaban la transubstanciación: es decir, la conversión durante la Eucaristía del pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Cristo, y por ello su ceremonia del pan no tenía un carácter eucarístico, sino un simple acto de fraternidad y de recuerdo de los gestos de Cristo durante la última cena.


  1. Otras diferencias con la Iglesia de Roma: los cátaros no tenían templos, no veneraban imágenes ni reliquias ni querían saber nada de la cruz, no entonaban cantos religiosos, y, lo más importante, no cobraban diezmos a sus feligreses: consideraban las bulas e indulgencias católicas como un medio de extorsión a los fieles. Además, leían los textos bíblicos en la lengua del pueblo, para conseguir que su predicación fuera más próxima a estos pero también más eficaz.
Si quieres saber más sobre El enigma de los cátaros, su vida y costumbres y cómo fue la cruzada contra ellos, escucha este post:


domingo, 23 de junio de 2013

La noche de San Juan

La celebración del solsticio de verano, es tan antigua como la misma humanidad. Se puede decir que todo empezó hace cerca de cinco mil años, cuando nuestros antepasados, tan amigos de  observar  las estrellas, se dieron cuenta que en determinada época del año el Sol se mueve  desde una posición perpendicular sobre el Trópico de Capricornio, hasta una posición perpendicular sobre el trópico de Cáncer. A estos días extremos en la posición del Sol se les llamó solsticios de invierno y verano, los cuales ocurren los días 21 de diciembre y 21  de junio respectivamente. Estas fechas corresponden al hemisferio norte, pues en el sur es al contrario.

En un principio se creía que el sol no volvería a su esplendor total, pues después de esta fecha, los días era cada vez más cortos. Por esta razón, fogatas y ritos de fuego de toda clase se iniciaban en la víspera del pleno verano, o 20 de junio, para simbolizar el poder del sol y ayudarle a renovar su energía.

En tiempos posteriores se encendían fogatas en las cimas de la montañas, a lo largo de los riachuelos, en la mitad de las calles y al frente de las casas. Se organizaban procesiones con antorchas y se echaban a rodar ruedas ardiendo colinas abajo y a través de los campos. A menudo se bailaba y saltaba alrededor del fuego para purificarse y protegerse de influencias demoníacas y asegurar el renacimiento del sol.

ORÍGENES PAGANOS

Ni que decir tiene que esta fiesta solsticial es muy anterior a la religión católica o mahometana. 

  • Uno de los antecedentes que se puede buscar a esta festividad es la celebración celta del Beltaine, que se realizaba el primero de mayo. El nombre significaba “fuego de Bel” o “bello fuego” y era un festival anual en honor al dios Belenos. Durante el Beltaine se encendían hogueras que eran coronadas por los más arriesgados con largas pértigas. Después los druidas hacían pasar el ganado entre las llamas para purificarlo y defenderlo contra las enfermedades. A la vez, rogaban a los dioses que el año fuera fructífero y no dudaban en sacrificar algún animal para que sus plegarias fueran mejor atendidas.

  • Otra de las raíces de tan singular noche hay que buscarla en las fiestas griegas dedicadas al dios Apolo, que se celebraban en el solsticio de verano encendiendo grandes hogueras de carácter purificador. En los antiguos mitos griegos a los solsticios se les llamaba “puertas” y, en parte, no les faltaba razón. La “puerta de los hombres”, según estas creencias helénicas, correspondía al solsticio de verano (del 21 al 22 de junio) a diferencia de “la puerta de los dioses” del solsticio de invierno (del 21 al 22 de diciembre).

  • Los romanos, por su parte, dedicaron a la diosa de la guerra Minerva unas fiestas con fuegos y tenían la costumbre de saltar tres veces sobre las llamas. Ya entonces se atribuían propiedades medicinales a las hierbas recogidas en aquellos días. 

LA NOCHE DE SAN JUAN


El 24 de junio se celebra la fecha del nacimiento de San Juan Bautista, (el único santo del que se celebra su nacimiento y no su muerte), porque fue santificado en el vientre de su madre y vino al mundo sin culpa.
San Juan toma posesión del solsticio de verano porque fue imposible erradicar las ancestrales celebraciones solares, en un esfuerzo por cristianizar las numerosas fuerzas que se manifiestan en esta mágica jornada, en la que todas las sociedades tradicionales de Europa ponen en marcha  rituales de antiguo origen. La fiesta no es específica de localidades concretas, sino que se extiende por toda Europa con diversas variantes.

En el Evangelio de San Lucas se cuenta que su padre, el sacerdote Zacarías, había perdido la voz por dudar de que su mujer, Isabel, estuviera encinta. Sin embargo en el momento de nacer San Juan la recuperó milagrosamente, como se lo había predicho el ángel Gabriel. Rebosante de alegría, la tradición religiosa dice que encendió hogueras para anunciar a parientes y amigos la noticia. Cuando siglos después se cristianizó esta fiesta, la noche del 23 al 24 de junio se convirtió en una noche santa y sagrada, sin abandonar por eso su aura mágica. 

Así, un personaje–símbolo de la cristiandad y un astro presiden la celebración. Por una parte el Sol que, según la tradición popular, sale bailando al amanecer del día 24. Por otra parte el santo de la fecha, San Juan, encargado de dotar de sacralidad a la fiesta, pero que no ocupa lugar central en los rituales.

Esta es una fecha en la que numerosas LEYENDAS FANTÁSTICAS son unánimes al decir que es un período en el que se abren de par en par las invisibles puertas del “otro lado del espejo”:
  • se permite el acceso a grutas, castillos y palacios encantados;
  • se liberan de sus prisiones y ataduras las reinas moras, las princesas y las infantas cautivas merced a un embrujo, ensalmo o maldición;
  • braman los cuélebres (dragones) y vuelan los “caballucos del diablo”;
  • salen a dar un vespertino paseo a la luz de la Luna seres femeninos misteriosos en torno a sus infranqueables moradas;
  • afloran enjambres de raros espíritus duendiles amparados en la oscuridad de la noche y en los matorrales;
  • las gallinas y los polluelos de oro, haciendo ostentación de su áureo plumaje, tientan a algún que otro incauto codicioso a que les echen el guante;
  • las mozas enamoradas sueñan y adivinan quién será el galán que las despose; 
  • las plantas venenosas pierden su dañina propiedad y, en cambio, las salutíferas centuplican sus virtudes (buen día para recolectar plantas medicinales en el campo);
  • los tesoros se remueven en las entrañas de la Tierra y las losas que los ocultan dejan al descubierto parte del mismo para que algún pobre mortal deje de ser, al menos, pobre; 
  • el rocío cura ciento y una enfermedades y además hace más hermoso y joven a quien se embadurne todo el cuerpo;
  • los helechos florecen al dar las doce campanadas...

La Noche de San Juan, la de las tradiciones mágicas, se caracteriza por la multitud de hogueras que iluminan la noche. Los ciudadanos arrojan a la hoguera antes de su encendido pequeños objetos, conjuros, deseos e incluso apuntes del curso con el objetivo de hacer desaparecer los malos espíritus.


martes, 11 de junio de 2013

Una velada en Villa Diodati: leyenda y realidad.


El 26 de mayo de 1816 Lord Byron y su médico personal, John Polidori, llegan a Sécheron, a orillas del lago Leman, con la intención de pasar allí los meses de aquel atípico verano. Al día siguiente, se encuentran con Mary Godwin, su hermana Claire Clairmont (la embarazada amante del Lord) y el poeta Percy Shelley, los cuales habían llegado allí unos días antes, y estaban alojados en la Maison Chapuis. Muy cerca de esta se encontraba la casa que Byron alquilará, Villa Diodati, llamada así por haber pertenecido al teólogo del siglo XVIII Giovanni Diodati y célebre porque en ella dicen que residió el poeta John Milton (dato al parecer erróneo, puesto que Milton falleció en 1674 y la casa fue construida en 1710).

Mucho se ha especulado sobre cómo era la vida de estos personajes durante su estancia suiza: la rumorología y el cine nos han dejado una visión bohemia marcada por jornadas de opio, promiscuidad sexual, pasiones desatadas y desenfreno… que parece que poco tienen que ver con la realidad. No hay ningún indicio cierto sobre los supuestos intercambios de pareja, ni la supuesta relación homosexual entre Byron y Polidori. Por el contrario, del diario del propio doctor se desprende una realidad muy distinta: la vida en Suiza era plácida y burguesa: excursiones en barca, paseos, almuerzos de té y pan, lecciones de italiano, lecturas de los clásicos, visitas a los vecinos y largas veladas de  disertaciones literarias y debates filosóficos.

Durante una de estas veladas tiene lugar la famosa conversación acerca de los principios de la vida que tanto influyó en Mary para componer su Frankenstein. Conversación que habrían mantenido Shelley y Byron según la versión de la propia Mary, o Shelley y Polidori, según afirma este último. En cualquier caso, ese principio de la vida del que hablaron se refería a algún tipo de fluido, apenas perceptible, que recorría el cuerpo inanimado y le daba vida, y que para algunos estaba en la sangre (base del mito de Frankenstein: introducir el fluido de la vida en un ser muerto; y del de Drácula: sacarlo de un ser vivo).

Otra de las noches, la lectura de una serie de relatos de terror llevará a Byron a proponer un reto al resto de sus amigos: escribir cada uno una historia terrorífica. Existen algunas contradicciones entre las diferentes versiones que nos han llegado de lo sucedido esa famosa noche y de los invitados que se encontraban presentes:

  • En la carta de presentación de El vampiro: se afirma que una noche, tras haber leído una obra alemana titulada Phantasmagoriana, comenzaron a relatar cuentos de fantasmas y Byron leyó unos versos del Christabel de Coleridge que provocaron la alucinación de Shelley: había visto que el pecho de una de las damas tenía ojos en vez de pezones. Tras esa conversación, se propuso  que cada uno de los presentes escribiera un relato de tema sobrenatural, tarea que fue emprendida por Byron, Mary y Polidori.
    Fotograma de la película Remando al viento, de Gonzalo Suárez
  • En la introducción de Frankenstein: Mary cuenta algo similar, aunque no menciona el incidente de la alucinación. Mary afirma que la propuesta fue de Byron, y su proposición aceptada por todos excepto por Claire.
  • En el diario de Polidori se da una versión diferente. En la noche del 17 de junio los 5 ingleses estaban invitados a un baile en casa de la señora Odier, donde también se encontraba la condesa Potocka, ex amante de Napoleón que algunos historiadores incluyen entre los invitados a la famosa velada que nos ocupa. Ese día, Polidori recoge la siguiente anotación en su diario: ”todos los reunidos empiezan a escribir su relato de fantasmas, menos yo”.

Al día siguiente, el 18 de junio, Polidori anota en su diario: “Comienzo mi historia de fantasmas después del té”, y recoge a continuación el incidente de la alucinación de Shelley.

El 19 de junio, de nuevo, otra anotación: “Comienzo mi historia de fantasmas”. ¿Esto significa que Polidori comenzó dos obras? ¿Qué rechazó el primer borrador y comenzó una nueva? Luego volveremos sobre estos aspectos.

Lo que sí parece que está claro, sea cual sea la versión correcta, es que entre los invitados a la velada no se encontraba Matthew G. Lewis, el autor de El monje, que algunos historiadores han incluido como partícipe en la competición. Al parecer, Lewis no llegó al lago Lemán hasta agosto, y Byron, Shelley y Polidori actuaron entonces como testigos de una revisión del testamento de aquel.

¿Qué obras surgieron de aquella competición?

A pesar de las contradicciones que ya hemos visto, parece claro que entre el 16 y el 18 de junio los 4 protagonistas de la velada literaria emprendieron sus respectivas historias, si bien sólo Mary Shelley y Polidori conseguirían acabarlas.

Byron comenzó un cuento sobre dos amigos que realizan un viaje a Grecia y uno de ellos le hace al otro partícipe de un extraño juramento antes de morir. Una historia de fantasmas que abandonó enseguida, quedando el fragmento perdido entre sus papeles. Cuando tres años más tarde se le atribuyó falsamente la paternidad de El vampiro, Byron, furioso, remitió a su editor dicho fragmento para que lo publicara, pero Murray desatendió sus instrucciones y se limitó a ponerlo al final del nuevo poema de Byron, Mazeppa, sin ninguna aclaración y con el título: “Fragmento de un relato”. La obra en cuestión es también conocida como El entierro, y con el nombre de su protagonista: August Darvell.

Shelley inició un relato sobre un fantasma hecho de cenizas que iba a estar dedicado a su hijo William. Erróneamente, se ha dicho también que fruto de sus experiencias en aquellos días, Percy escribió Los asesinos, sin embargo esta obra fue publicada realmente en 1814, cuando regresan de su primer viaje por Europa.

Polidori no está claro qué es lo que escribió, puesto que contamos con varias obras cuyo origen parece estar en el concurso propuesto por Byron:

  • Por un lado, la anécdota que menciona Mary Shelley en el prólogo a Frankenstein, que versaría sobre “una mujer con cabeza de calavera, que fue reducida a tal condición como castigo por haber mirado por una cerradura”. Nada se sabe de qué fue de este supuesto relato.
  • Por otro, y según él mismo afirma en el prólogo a su novela Ernestus Berchtold, compuso su famoso relato El vampiro, a petición de una dama que le propuso que cogiera el fragmento de Byron y lo continuara con un mínimo de verosimilitud, lo que él hizo en tres mañanas.
  • Por último, en el mismo año, 1819, publica su única novela, Ernestus Berchtold o El moderno Edipo, en cuyo prólogo indica que “fue iniciada la misma noche en que Frankenstein fue concebida”. Esta afirmación ha sido puesta en duda por los críticos, basándose en datos como:
-          La descripción paisajística de los Alpes: Polidori no conoció esos lugares hasta después de abandonar Coligny, en otoño de 1816.
-          La descripción de Milán y sus monumentos: ciudad a la que se desplazó el propio doctor, visitando y registrando en su diario los mismos lugares.
-          El personaje del padre adoptivo del protagonista parece inspirado en un ermitaño que Polidori conoció en los Alpes, en el mes de septiembre.

Por estas razones, algunos investigadores afirman que quizá Polidori intentaba aprovecharse del éxito que había obtenido ya Frankenstein, del morbo que despertaron en la opinión público las veladas en Villa Diodati y del revuelo derivado de la publicación de El vampiro. Quizá esto explique también el subtítulo de la novela, que tanto recuerda al empleado por Mary Shelley en la suya (El moderno Prometeo).

Mary Shelley gestó, como todos sabemos, la célebre novela Frankenstein, en cuyo proceso de gestación y desarrollo intervinieron distintos factores:

-          La visita de Percy y Mary en 1814 al castillo Frankenstein, en las proximidades de Darmstadt, tal como afirma Radu Florescu. Al parecer, durante la visita, Mary quedó fascinada por la figura de uno de sus antiguos habitantes, Konrad Dippel, un alquimista cuya pretensión era devolver la vida a los cadáveres.
-          Las conversaciones que tuvieron lugar en Villa Diodati sobre el fluido vital, los experimentos de Darwin y el galvanismo (efectos que la electricidad tenía sobre el tejido animal). Estas conversaciones provocaron en la joven escritora una serie de visiones nocturnas que darían lugar, tal como ella misma indica en el prólogo a la segunda edición de la novela, a las líneas fundamentales de la misma. Esas visiones le harán afirmar: “La he encontrado. Lo que me ha aterrado a mí aterrará a los demás; solo necesito describir el espectro que ha visitado mi almohada a medianoche”. Al día siguiente, comenzó a escribir su historia.
-          La influencia de Shelley, que corregía los textos de su esposa y aportaba múltiples sugerencias para mejorar su redacción, y aportó rasgos de su propia personalidad al personaje del doctor Víctor Frankenstein.
-          La influencia de William Godwin, cuyas novelas “Caleb Williams” y “San León” tomó Mary como modelo para configurar la suya. De la primera toma, sobre todo, la relación entre los dos personajes principales y el desenlace de ambos; de la otra, el amor del protagonista por la ciencia, el éxito y el poder.

El 14 de mayo de 1817 Mary concluye su narración. Tras una serie de intentos fallidos por encontrar editor, Frankenstein  verá la luz en marzo de 1818, publicada anónimamente por una editorial de dudosa reputación y con un prefacio escrito por su esposo y una dedicatoria a su padre. El éxito fue inmediato, si bien Mary no había quedado del todo satisfecha con el resultado final. Por ello, corrigió su manuscrito, reescribiendo algunos capítulos y modificando determinados elementos de la trama. Le añadió también un prólogo y la versión definitiva se publicó en 1831.


Si quieres saber más, escucha la versión radiada y ampliada de este artículo pinchando en este enlace:

sábado, 4 de mayo de 2013

La literatura experimental en España: Los Novísimos


En la década de los 60 se opera en España una transformación social y económica notablemente positiva que podemos concretar en los siguientes aspectos:
Imagen tomada de rtve.es

-          Se eleva el nivel económico gracias a la industrialización y el turismo, que darán lugar a una nueva sociedad de consumo.
-          Aparece una nueva Ley de Prensa en 1966 que hace que la censura sea menos rígida y haya mayores facilidades para publicar.
-          La relajación de la censura abre las puertas editoriales a obras de escritores extranjeros y de españoles exiliados que hasta entonces sólo se habían podido leer clandestinamente.
-          Llega la influencia de la nueva novela hispanoamericana, decisiva para la transformación de nuestra literatura.

A)    LA POESÍA

En los últimos años de la década de los 60 se da ha conocer un nuevo grupo de poetas que han nacido ya después de la Guerra Civil y que irrumpen en el mundo literario con una nueva sensibilidad y un afán de ruptura que ha llevado a definirlos como una promoción experimental, esteticista, renovadora de lo decadente y lúdica cuyas características son las siguientes:

·         Ruptura con el realismo de la literatura de la posguerra.
·         Propugnan la autonomía del arte, el valor absoluto de la poesía por sí misma.
·      Atracción por la parcela estética más superficial y decorativa del movimiento modernista, que les lleva a incorporar en sus poemas elementos exóticos (temas orientales, exaltación de ciudades desconocidas, mitos clásicos, etc.)
·       Utilización de procedimientos poéticos surrealistas y recuperación de la tradición vanguardista de los años 20.
·      Incorporación del lenguaje de los medios de comunicación y creación de una nueva mitología popular que incluye el mundo del cine (Marilyn Monroe), el deporte, el cómic o la política (Che Guevara).
·      Oposición a toda la poesía anterior ya consagrada y reivindicación de poetas desatendidos hasta el momento, como Juan Larrea.

Los poetas más destacados de este grupo son Pere Gimferrer, Manuel Vázquez Montalbán y Guillermo Carnero.

B)    LA NARRATIVA

Con la aparición de Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos, en 1962, (novela que demostró que era posible conjugar el compromiso social con el cuidado por la forma literaria) se produce la transformación técnica más importante de nuestra narrativa de posguerra: el realismo social evoluciona hacia la llamada novela estructural cuyo objeto es "el conocimiento de la persona mediante la exploración de la estructura de su conciencia y de su contexto social". El novelista se aparta definitivamente del realismo: ya no centra su atención en la realidad, sino en el lenguaje (en la forma), deja de ser informador para ser más creador y en la novela el punto de atención pasa de la historia al discurso. Ello derivará en un aumento de la dificultad de lectura.


Los nuevos novelistas exploran nuevos caminos de expresión bajo un denominador común: la destrucción de lo establecido, de la tradición, por medio de la única arma que posee el escritor: el lenguaje. Junto al nuevo tratamiento de éste (algunos lo califican de "neobarroco") hay que destacar la importancia de algunos recursos técnicos:

-          La proliferación del monólogo interior y el uso del estilo indirecto libre.
-          La importancia de la tipografía.
-          El empleo de la segunda persona narrativa.

Como autores más destacados de este período cabe citar a Juan Benet, Juan Marsé, Vázquez Montalbán, Juan Goytisolo y algunas novelas innovadoras como Cinco horas con Mario de Miguel Delibes.

C)    EL TEATRO

1.      Teatro experimental y de vanguardia

Hacia 1970 se supera el realismo y se asimilan corrientes experimentales extranjeras, dando origen a un teatro crítico, con problemas con la censura y una audacia formal que lo aleja de los escenarios convencionales y del público mayoritario. Es también un teatro de protesta y denuncia que recurre al símbolo y a técnicas de vanguardia: el surrealismo, lo grotesco, la farsa, el esperpento… todo ello realzado por la escenografía y el uso de múltiples recursos extraverbales. Como autores más destacados, cabe citar a Francisco Nieva y Fernando Arrabal.

2.      Teatro independiente

También llamado teatro universitario o teatro de cámara y ensayo, tiene su origen en unos grupos norteamericanos cuyas representaciones se hacían fuera de los escenarios comerciales, en un intento de protesta contra la sociedad y la cultura dominantes. En España, a imitación de aquellos, comienzan a surgir este tipo de grupos a finales de la década de los 60, siendo sus rasgos fundamentales:
·         La independencia económica y el rechazo de la comercialización
·      La distinción que efectúan entre teatro y literatura dramática: el teatro es espectáculo, y como tal integra otros elementos como la voz, la mímica, el decorado…
·        La revalorización del teatro popular, dirigido al pueblo, y por ello buscan un lenguaje adecuado a un público amplio.
·     El hecho de que las representaciones no se hacían en locales comerciales, sino en colegios mayores, ateneos, etc.
·         El que los componentes de la compañía funcionan como grupo y no como individualidades.

Los problemas que estos grupos tuvieron fueron muy numerosos: económicos, de censura, etc, hasta el punto de que muchos se desintegraron y algunos han derivado hacia la pura experimentación. Otros, sin embargo, han conseguido sobrevivir y hacerse un hueco en el panorama teatral contemporáneo, con obras de reconocida calidad escénica; es el caso de compañías como Els Joglars, La Cubana, La Fura dels Baus o Dagoll Dagom.

El realismo social



Cartel de la expo celebrada en Málaga en 2004
En los primeros años de la década de los cincuenta se produce un ligero y obligado aperturismo en el régimen de Franco, motivado por los acuerdos alcanzados con la Santa Sede y los Estados Unidos: España recibirá ayudas del llamado "Plan Marshall" a cambio del establecimiento en nuestro país de bases militares americanas. Este aperturismo producirá una reacción y un cambio de actitud en los escritores españoles que cultivaban la llamada "literatura desarraigada": desde la literatura de corte existencialista van a evolucionar hacia unas obras menos filosóficas y más concretas, menos angustiadas y más solidarias con los demás, que se conocerá como realismo social y que puede sintetizarse en la expresión yo-en-el mundo.

A)    LA POESÍA

a.       LA POESÍA SOCIAL
           
·         Los poetas de la segunda etapa de la posguerra consideran que la gran fuerza de la poesía consiste en ser vehículo de comunicación, de ahí que en ella estén presentes unos contenidos que no hacen sino reflejar la realidad del momento.
·         Es, por tanto, una poesía comprometida, que se olvida del tono intimista de la generación anterior y confiere a su mensaje un tono más reflexivo.
·         Es una poesía en la que lo que importa sobre todo es el hombre: la palabra ha de ser portadora de sus vivencias y de la compleja realidad del mundo que lo rodea.
·         Lo que importa es el mensaje, y ello, desde el punto de vista formal, implica:
-          La ausencia generalizada de estrofas y el uso de verso libre
-          El uso de un lenguaje y un estilo sencillos, destinados a la comprensión y la efectividad del mensaje que pretenden trasmitir.

Los principales poetas que cultivan la poesía social son: Gabriel Celaya, Blas de Otero y Claudio Rodríguez.

b.      LA PROMOCIÓN DEL 60

En los primeros años de la década de los 60 surge una nueva dirección poética, de la mano de los poetas nacidos entre 1925 y 1938, que se opone abiertamente a los postulados de la generación anterior. Así, frente a una poesía de contenido social  y compromiso ideológico, los nuevos autores abogan por un compromiso poético y defienden el concepto de la poesía como vehículo de conocimiento de la realidad.

Sus principales rasgos característicos son los siguientes:

·         Se introducen nuevos temas: la evocación de la infancia y de la adolescencia (como paraíso roto o perdido), el fluir del tiempo (que tiñe los poemas de tristeza o nostalgia), el amor (que da cauce a la intimidad e incluso al erotismo), la amistad (relacionada con el anterior), España (temas políticos y una visión crítica personal) o la reflexión sobre la palabra poética.
·         Se presta más atención a la persona y a su intimidad. Se pone el énfasis más en lo personal (en el yo) que en lo colectivo y de ahí la importancia de lo autobiográfico en esta poesía.
·         Se presta mayor atención al lenguaje y se reivindica que sea esencialmente poético: para ello, se valen de una lengua sobria y eficaz pero no cotidiana, a la que incorporan los materiales más diversos: las técnicas surrealistas, los recursos expresivos propios de los medios de comunicación de masas, etc.
·         Se utiliza el humor y la ironía para distanciarse de las emociones o del mundo poetizado.

Los autores más importantes de esta generación son: Carlos Bousoño, Gil de Biedma, y Ángel González.

B)    LA NOVELA DE LOS CINCUENTA


Se inaugura con la publicación de La colmena, de Cela (1951) y tiene su fase de plenitud entre 1954 y 1962. Esta novela del medio siglo presenta los siguientes rasgos característicos:

·         Ausencia del narrador omnisciente: que deja paso a un narrador impersonal, objetivo, o cámara, que no hace comentarios ni se dirige al lector, propio de la llamada novela conductista.
·         Predominio del diálogo, de gran importancia al sustituir en muchos casos a la voz del narrador.
·   Protagonismo colectivo: fruto del intento de los novelistas por plasmar la realidad de forma panorámica.
·         Ausencia de análisis psicológico de los personajes: son lo que hacen y lo que dicen.
·         Reducción espacial y temporal.
·         Trama muy débil y desenlace trágico.
·         Lenguaje natural, sin artificios, pero muy elaborado.
·         Influencia del cine y uso de técnicas cinematográficas.

Los autores de esta Generación del medio siglo comparten el hecho de ser la primera generación que no participó directamente en la guerra, pero que fue su testigo y quienes sufrieron las consecuencias: reciben una educación nacional-católica en los cuarenta y en los cincuenta son universitarios rebeldes y autodidactas que pretenden hacer crítica social, que comparten intereses y preocupaciones desde los dos principales focos culturales del momento:

·         Barcelona: Juan Marsé, AnaMª Matute, Barrall, Goytisolo…
·         Madrid: Aldecoa, A. Sastre, Juan Benet, Fernández Santos, Sánchez Ferlosio…

C)    EL TEATRO - TESTIMONIO Y DE COMPROMISO
En los años 50 se introduce en el teatro la problemática social que ya dominaba otros géneros literarios, planteándose los grandes interrogantes del hombre y de la existencia humana y una aguda crítica contra la injusticia, la insolidaridad y la incomprensión. Los autores más significativos son:

·         Buero Vallejo: la publicación en 1949 de Historia de una escalera supuso un cambio en el panorama teatral español y comienzan a sentarse las bases de un teatro de mayor categoría estética. Sus obras son auténticas tragedias modernas donde es fundamental abrir la puerta a la esperanza y que temáticamente se van a centrar en: la búsqueda de la verdad, la felicidad, la libertad y los obstáculos que encuentra el hombre en sus relaciones con la sociedad, ante los cuales sólo caben dos salidas: el egoísmo o la entrega a los demás. Destacan de su amplia producción: El tragaluz, La Fundación y El concierto de San Ovidio.

·         Alfonso Sastre: autor plenamente dedicado al teatro de testimonio y protesta, sus obras giran en torno al tema de la opresión y la perspectiva de una verdadera revolución social en nuestro tiempo: su teatro está destinado a "transformar el mundo", no a divertir ni a producir dinero.