.EL AUTOR: EDMOND
ROSTAND
Edmond Rostand nació en Marsella en
1868, en el seno de una familia acomodada. Fue un estudiante brillante, y
también un niño solitario y silencioso, obsesionado desde muy temprano por la
literatura y el teatro, a pesar de que cursó estudios de Derecho (que no le
desviaron de su pasión por la escritura, afición que compartió con su esposa, Rosemonde
Gérard, y sus dos hijos).
Con tan solo 20 años escribió y editó con su propio
dinero un libro de poemas, Les Musardises, y en los años
sucesivos, antes del Cyrano del Bergerac, estrenó tres obras de teatro: Les
romanesques, La princesse Lointaine y La Samaritaine, títulos que le
granjearon el afecto y la protección de la gran diva del teatro parisino de
la época: Sarah Bernhardt, para quien crearía posteriormente uno de los
papeles más triunfales de su carrera: L’Aiglon (el Aguilucho).
En 1897 estrena la obra por la que
pasaría a la posteridad, Cyrano de Bergerac, cuyo éxito
desconcertó por completo al autor, que se sabía con talento, pero no genio (hay
que tener en cuenta que a los 10 días de su estreno, por ejemplo, recibió la Legión
de Honor). Tanto es así, que contrajo una neurastenia progresiva que
complicó con achaques psicológicos su enfermedad pulmonar, y le indujo a
alejarse de París para huir de la fama, que le convertía tanto en objeto de
chistes y críticas crueles como en blanco de elogios desmedidos.
Rostand pasó el resto de su vida
torturado por sueños de gloria inalcanzables, y la muerte le llegó prematuramente,
por una gripe contraída durante las celebraciones de la victoria francesa en
la Primera Guerra Mundial. Murió en París, en diciembre de 1918.
. EL PERSONAJE HISTÓRICO EN EL QUE SE BASA EL LIBRO
El verdadero Señor de Bergerac,
Savinien de Cyrano, nació en París en 1619, y desde
muy joven se lanzó a una vida de parranda, juegos y pendencias, hasta que su
padre le racionó el dinero y tuvo que entrar en el ejército, donde recibió
varias heridas hasta que lo dejó tras el sitio de Arrás, dedicándose a
partir de entonces al estudio de la filosofía y a la escritura.
Poseedor de una enorme y grotesca
nariz, su habilidad como espadachín era un gran elemento disuasorio
para todo aquel que encontraba motivo de burla en aquella, y eso que, a pesar
de todo, se dice que salía a duelo por día.
Cyrano fue libertino, librepensador y ateo, materialista y muy poco
romántico, atrevido en sus ideas y actitudes, provocador y solo
superficialmente ingenioso. Fue siempre marginal y marginado, nunca gozó de
gloria ni de un gran éxito entre el público, siendo conocido, sobre todo, por
su grotesca nariz y no por su obra literaria.
Henriot, Cyrano frente a la Luna |
Cyrano murió en el convento parisino
de las Hijas de la Cruz, cuya priora era prima suya,
en 1655, al caerle en la cabeza una viga, no se sabe si por accidente o
premeditadamente.
. EL CYRANO LITERARIO
Es un drama romántico de capa y
espada que recoge muy bien cómo era la vida en el París del siglo XVII,
construido, en una época en la que el Romanticismo ya había sido superado, a
petición del actor Coquelin.
Argumento
La obra
cuenta la historia de este personaje, poeta y soldado, de nariz enorme y
grotesca, pero de brillante ingenio. Cyrano vive enamorado de su hermosa
prima Roxanne, pero esta conoce al guapo Christian, otro soldado, y
se enamora de él. Christian es guapo, pero carece del ingenio y la elocuencia
de Cyrano, y éste se ofrece a escribirle a Roxanna sus cartas de amor,
consiguiendo así conquistar el alma de la joven, que llega a confesar a
Christian que lo amaría aunque fuera feo. Christian queda desolado y pretende
confesarle la verdad a Roxanna para que esta elija entre los dos, pero muere
antes de conseguir su propósito y su amada vivirá durante muchos años con la
creencia de que el alma que la enamoró fue la de su esposo, y no la de Cyrano.
El
dominio del lenguaje, el ingenio y la elocuencia de Cyrano
Rostand nos muestra un Cyrano muy
diferente del personaje histórico en el que se basa. Es aquí un caballero
gascón de corazón noble, un elocuente hombre de acción, valiente hombre de
armas y avezado poeta capaz de escribir los más hermosos versos. Se
caracteriza, por lo tanto, por su bravura, su generosidad y su destacado
ingenio.
Al igual
que el histórico Señor de Bergerac, también el personaje de ficción vive
atormentado por su enorme nariz, lo que unido a su habilidad como
espadachín y a su carácter provocador, hace que sea muy temido en la corte,
y que nadie ose burlarse de su fealdad.
Desde el
principio de la obra vamos a encontrar buenos ejemplos de ese dominio del
lenguaje del que hace gala el personaje, y de cómo es capaz de llevarse a
su terreno y salir victorioso de las situaciones, tanto con la pluma como con
la espada. Así, en ese primer acto encontramos a un Cyrano enojado
con un actor mediocre, al que obliga a suspender su representación teatral.
Entonces, nuestro protagonista es ofendido por el joven Vizconde de Valvert, que se burla de su nariz. La respuesta será una demostración de ingenio, de retórica e inteligencia por parte de Cyrano, y, finalmente, también de dominio de la espada, pues el enfrentamiento dialéctico acabará en un duelo.
Pero Cyrano
de Bergerac no es solo una lección de sarcasmo e ironía puesta al
servicio de quién con su inteligencia consigue superar sus carencias físicas.
El otro polo sobre el que gravitan los versos de Edmond Rostand es el
amor, y cómo el lenguaje se convierte, así, en la principal arma de seducción.
No en vano, “a las mujeres se las conquista con la palabra”, y es esta
la que finalmente logra alcanzar el alma de Roxana.
La
obra de Edmond Rostand es, por lo tanto, un magnífico y hermoso ejemplo de cómo
dominar el lenguaje nos puede servir en nuestra vida para conquistar el
amor o el reconocimiento social. Por ello, el lenguaje se ha convertido
históricamente en un instrumento de manipulación y de poder, como quedó
demostrado durante el Tercer Reich. Si te interesa profundizar en este tema
de la neolengua y saber más cosas sobre Cyrano de Bergerac, como
sus adaptaciones al cine, escucha este interesante podcast de El
abrazo del oso:
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